Monasterio de la Piedad.

Casalarreina.

 

 

 

Espagna

 

A traves de las fuentes escritas de su archivo.

 

Monagrafia histórica.

 

 

Rufino Gil de Zuñiga.

 

         Dedico este trabajo a la COMUNIDAD actual de MONJAS DOMINICAS de MONASTERTO de Ntra. Sra. de la PIEDAD de Casalarreina con mí respetuosa admiración por su heroica vida monacal.

 

Casalarreina 1990.
Imprenta Monte Carmelo. Burgos.
Colaborador gráfico: CARLOS MORAL
Depósito Legal: BU - 233 - 1990 I.S.B.N.: 84 - 404 - 8093 - 8

 

Trabajo instalado por Franceses en la Red Internet. / /nstallation sur le Web par des Français.
Rogamos disculpen los errores. /  Prière d'excuser les imperfections.
Corrección : /  Correction : Jean Louis GODIN.

Presentación.
Prologo.
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Apéndice.
Indice.

 

Presentación.

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Me encontraba yo ocupado, durante nuestra habitual estancia invernal, en el sur de la Isla de Tenerife, en la investigación de los Archivos Municipal y Parroquial de la Villa de Adeje, cuando estudiando las ayudas que consiguió Alonso Fernández de Lugo en su primer intento de conquista de la mayor de las Islas Canarias, descubrí que Don Juan Alongo de Guznián, Duque de Medina Sidonia, de San Lúcar de Barrameda, fue en 1494 quien inclinó la balanza del éxito del conquistador de aquella Isla, merced a la valiosa aportación prestada a Fernández de Lugo.  

Monasterio de la Pietad.

 

Conocía la existencia de este Duque de Medina Sidonia aflos atrás desde que acudirnos a la celebración de Misa en el Monasterio de Ntra. Sra. de la Piedad donde existe, adosada a la pared del Presbiterio, una placa en forma de cartela en la que se hace mención a la Fundadora del Monasterio, Dfla. Isabel de Guznián y Velasco, hija de los Duques de Medina Sidonia, Don Juan de Guznián y Dofia Isabel de Velasco.

 

Regresados a nuestra residencia en la Rioja, visité a la Madre Priora para ofrecerle escribir la historia de su Monasterio si me permitía estudiar e investigar la documentación de su Archivo.

 

  Mi primera impresión fue de que el Monasterio carecía de suficientes documentos para rehacer su pasado, pero muy pronto me fui convenciendo, a medida que profundizaba en su estudio, que había material abundante y susceptible de ser transformado en una Monografía histórica dedicada a este Monasterio de la Piedad.

 

Atravesar el umbral de su Clausura ha sido uno de los momentos más plenos en mi dilatada existencia. Me esperaban al otro lado dos de los dieciocho Angeles que entonces poblaban el Monasterio. Ahora, uno de, estos 18, la más anciana de las Religiosas, alcanzó, tras larga travesía de sus 95 años, la plenitud de su verdadera vida.

 

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Apenas traspasado el dintel de la Puerta Reglar y en tanto atravieso en su amable compañía un pequeño claustro, subimos unas amplias escaleras y penetramos en la sala denominada el Depósito, donde se guarda el Archivo monacal, tuve el tiempo suficiente para percibir la profunda y grata impresión de que la Clausura de este Monasterio es la Historia anclada en el siglo de oro español y el santuario del ascetismo religioso.

 

El Claustro está, en efecto, saturado de historia e impregnado de auras de santidad.

 

Finalizado ya mi trabajo tras largos e intensos meses de estudio e investigación de los documentos, abundantes en número y sobre todo en su contenido histórico, que conforman el valioso Archivo del Monasterio de la Piedad, llega el momento de explicar la finalidad buscada o el objetivo propuesto a través de unas cortas páginas que sirvan de Presentación o introducción al cuerpo de la Monografía histórica escrita sobre el pasado de este Monasterio.

 

Deseo en primer lugar hacer pública manifestación de que cuantos datos he utilizado y me han servido para la culminación de mi trabajo, han sido obtenidos directa y exclusivamente en el Archivo del Monasterio.

 

Me siento obligado de modo especial a expresar mi gratitud y reconocimiento a la Comunidad en general y en su nombre a las Madres Sor Imelda, Priora, y a Sor Natividad, Secretaria, por las facilidades y ayuda que me han brindado en la puesta a mi disposición de todos los libros, papeles, legajos, etc., que conservan en su valioso Archivo, por la confianza demostrada en todo momento de que mi trabajo podía significar para el Monasterio un valor estimable, por haberme ellas personalmente mostrado e informado de todas las dependencias de Clausura, la huerta y sus Cauces, por la oportunidad que me han ofrecido para conocer a toda la Comunidad en el Locutorio o «Reja Mayor» en un coloquio celebrado para tenerlas informadas de los descubrimientos que íbamos realizando en su pasado, de la marcha general de la investigación y para despejar sus incógnitas o curiosidad sobre la Fundación de manera especial.

 

Me complace escribir que observé en aquella grata ocasión veladas lágrimas de emoción y orgullo de formar parte activa de una sucesión de antecesoras heroicas y santas.

 

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Todos estos factores me sirvieron de aliento y estímulo en mi trabajo, por cuya razón se lo agradezco. Sé que en repetidas ocasiones he alterado sus costumbres, pero confío igualmente hayan sido indulgentes conmigo.

 

Al concebir e iniciar el trabajo de esta Monografía histórica dedicada al Monasterio de la Piedad, mi objetivo inicial fue reconstruir su pasado sacando a la luz documentos de su Archivo, celosamente guardados en las más reservadas de sus estancias monacales, la Sala, llamada del Depósito.

 

Desde el comienzo de mi trabajo me pregunté con frecuencia la razón o la significación de la denominación «Depósito», sin haber podido satisfacer mi curiosidad. Ahora sin embargo creo tener los elementos necesarios para opinar que su nombre obedece a que en esta Sala estaba y todavía está un Arca, guarnecida por tres cerraduras y sus correspondientes llaves diferentes.

 

Se guardaba en esta Arca, desde la época de la Fundación, probablemente los famosos Nueve Quentos de Maravedís que formaban la Legítima de Doña Isabel, las Dotes de las otras Religiosas, los Juros del Rey o Juros «al quitar», equivalentes a los actuales Títulos del Estado, en que se transformaban las Dotes de las recién Profesas, las Cartas de Compra o Censo en que también se invertían los importes de las Dotes.

 

Se guardaban naturalmente en esta Arca los Ducados, Reales de Vellón y los modestos maravedís. Sus tres llaves diferentes estaban en posesión de la Priora, Subpriora y Depositaría, de forma que para depositar o sacar algo, era necesaria la presencia de cada una de las tres poseedoras de las tres llaves diferentes.

 

Rehacer su pasado ha significado agrupar los 537 libros o cuadernos que a su vez contienen un numero superior al millar de documentos, clasificarlos por materias y ordenarlos finalmente en orden eronológico.

 

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Las Monografías, producto de mi trabajo, están siempre exentas de cualquier pretensión económica. En el caso del Monasterio de la Piedad quiero señalar que he hallado una Causa digna de un trabajo de rigor, una Comunidad merecedora de una obra seria y por último un trabajo estimulante y gratificador en sí mismo, que si bien no entraña mérito alguno personal desde el punto de vista de mi sacrificio, soy consciente de que supone para la Comunidad de Religiosas de este Monasterio un valor estimable en Cuanto a contribución de rehacer su pasado.

 

Me consta que nadie con anterioridad ha acometido tan dura obra. Mis expresiones, sin embargo, no deben ser interpretadas como fruto de una falsa modestia, ya que soy consciente de los centenares de horas invertidas en la búsqueda de la historia de este Monasterio.

 

Esta Monografía histórica sobre el Monasterio de Ntra. Sra. de la Piedad, redactada a través de las fuentes de su Archivo, ha sido concebida y dedicada desde su inicio para uso y, si al final resultaba útil, satisfacción y orgullo de la actual Comunidad. Terminada ya, puede a mi juicio ser de provecho igualmente para las Comunidades venideras.

 

A medida que he alcanzado un mejor conocimiento y profundizado en el análisis de la vida de ascetismo que han practicado sus antecesoras y continúan viviendo las Religiosas actuales, me he impuesto el deber de poner de relieve en esta Presentación de su Historia sus valores y virtudes heroicas.

 

Destaca en la observación del modo de vivir heroico de la Comunidad actual una característica uniforme y predominante: pasar desapercibidas para el mundo. Este espíritu está contenido y expresado 'en el Testamento de su Fundadora: «... yo acuerdo, ordenar mi Anima... como Persóna que ha de ser habida y reputada por muerta en todas las'cosas tocantes quanto al mundo ... » Esta expresión es la manifestación de sus principios a este respecto, avalados con el ejemplo de su vida.

 

Sin duda, la Fundadora, Sor María de la Piedad, debió escribir a sus hermanas, familiares, allegados, a otras Comunidades, a sus tíos los Condestables de Castilla, etc., cartas, Ordenanzas, normas de vida interna, pero lamentablemente nada ha trascendido a su futuro. Incluso ahora para iniciar este proceso de exaltación de sus virtudes, carecemos de lo más elemental. Disponemos únicamente de su Testamento.

 

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Se puede afirmar con rigor que lo único que nos ha sido transmitido documentalmente y por vía de tradición sobre el pasado de nuestro Monasterio, se refiere desgraciadamente a penalidades, pleitos, dificultades, etc. Nada sabemos de sus alegrías y gozos. Sólo desde tiempos modernos, exactamente desde 1888, año de la apertura del Sepulcro de la Fundadora, conocemoy la vida y la muerte de las religiosas de este Monasterio.

 

Es mi deseo, finalmente, resaltar otra de las características que se destaca de manera muy especial en el análisis del vivir cotidiano de las Religiosas de nuestro Monasterio. Me refiero a su ascetismo.

 

Las Religiosas ingresan en Comunidad a una edad responsable, lo cual realza el mérito de la vida de sacrificio que practican a lo largo de toda su vida, consagrada a la renuncia voluntaria en todo cuanto al concepto humano tiene por comodidad, familia, satisfacción en el comer, vestir, etc. Su vida es sin embargo alegre y sobre todo, a mi juicio, heroica.

 

Este rasgo se pone de manifiesto cuando les llega la hora final de la verdad. La actitud humana ante la muerte puede estar encuadrada en tres simples grupos: temor, serenidad, gozo.

 

Pertenecen al primer grupo aquellas personas, que llegadas a su meta final, se ven invadidas por el temor tanto del dolor físico como de¡ vacío del más allá, consecuencia tal vez de la incapacidad para sufrir y de la intranquilidad de su conciencia con sus semejantes.

 

Está formado el segundo grupo por aquellos que contemplan el final de sus días con serenidad ante el posible dolor y ante la inmediata comparecencia ante su Creador, producto posiblemente de su rectitud de conciencia.

 

El tercer grupo abarca a las personas que ante la muerte, la esperan incluso con gozo porque su vida ha sido un mero camino, cuyo final es el tránsito hacia la vida en su plenitud.

 

A este grupo pertenecen las Comunidades de este Monasterio con su vivir heroico, culminado con la muerte que nos relata su «Libro de las Defunciones» cuyo título me he permitido modificarlo en las páginas que dedico a su glosa en esta Monografía histórica: «Libro de las Santas».

 

 

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Por coincidir este afío de 1989 con el quinientos aniversario del nacimiento de Doña Isabel Alonso de Guzmán y Fernández de Velasco, la Comunidad de Monjas Dominicas del Monasterio de Nuestra Seflora de la Piedad de Casalarreina y el autor de esta obra dedican la presenta Monografía histórica a perpetuar la memoria de nuestra Fundadora y rendir homenaje de veneración y reconocimiento tanto a Sor María de la Piedad como al Fundador, Don Juan Fernández de Velasco, Obispo.

 

1489 - 1989

 

 

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Réalisée le 24 janvier 2005  André Cochet
Mise sur le Web le  30 janvier 2005

Christian Flages

Club Informatique de Pujols sur Ciron.
33210.   France.